lunes, diciembre 1, 2025 | Musical trends
Selección oficial de RUIDO ANÓMALO
En un universo donde todo busca ser más grande, más ruidoso y más estridente, Guamil se atreve a mutar hacia dentro. “Sintonizo tu canción” es un experimento de miniaturismo afectivo: un ukelele que actúa como bisturí molecular y una voz que funciona como celda de contención de recuerdos domesticados.
Su rareza no es estruendosa; es radiación suave que reorganiza la memoria sin que te des cuenta.
Guamil demuestra que lo mutante también puede ser luminoso, sutil, orgánico… casi un glitch emocional en cámara lenta.
Outer Planets destila un tipo de psicodelia que parece haber sido filtrada por un acelerador de partículas:
guitarras acústicas convertidas en drones chamánicos, fuzz expandido como hongos espaciales y un pulso hipnótico que gira entre King Gizzard, Tinariwen y un agujero negro amable.
Su rareza es geopolítica y sísmica: dos inmigrantes ucranianos diseñando un rock que suena a desplazamiento, exilio y energía primitiva convertida en trance eléctrico.
Una banda que no toca canciones: abre portales.
Aquí el término “raro” queda obsoleto. PANKOW_77C propone una reprogramación cultural total: mariachi implosionado en glitch, identidad triturada por distorsiones industriales, folclore pasado por quirófano cibernético.
Esto no es una canción, es una tesis poshumana: cada riff es un fallo computacional deliberado, cada sample un órgano trasplantado, cada distorsión un manifiesto contra la homogeneidad.
CyberfolkMariachi es la banda sonora de un futuro donde las raíces tienen dientes y los sintetizadores rezan.
Advertencia: escuchar puede producir mutaciones espirituales irreversibles.
DESU TAEM no hace música: fabrica episodios psicóticos coreografiados con riffs vintage, humor corrosivo y una teatralidad que parece salida de un experimento fallido entre los Cramps y un bunker de los 70.
Su rareza es autodestructiva, liberadora, voluntariamente excesiva.
Shan y Nick (padre e hijo) componen como si la cordura fuese un lujo prescindible y el rock un ritual de desinhibición total.
Sus advertencias son sinceras: esta música puede provocar desnudez involuntaria, temblores, risas nerviosas y repentinas ganas de chocar la cabeza contra algo.
No es postureo. Es estilo de vida.
La banda cartagenera celebra 40 años con un doble LP que no huele a nostalgia: huele a gasolina, humedad de muelle y electricidad de culto.
Kante Pinrélico es una anomalía biológica en la música española: siguen mutando sin domesticar su esencia. Letras en blanco y negro, humor macabro, personajes de cómic decadente y un sonido capaz de provocar alucinaciones postpunk en cualquier espécimen joven expuesto a sus watios.
La Kofradía Pinrélica no es fandom: es secta genética, un club donde envejecer está prohibido por estatuto emocional.
Su rareza es ancestral y contagiosa: un virus afterpunk de transmisión voluntaria.
Cinco lanzamientos, cinco formas distintas de romper la realidad sonora: desde la ternura glitch de Guamil hasta el apocalipsis mariachi de PANKOW_77C, pasando por el trance migrante de Outer Planets, la locura retro de DESU TAEM y la resistencia afterpunk de Kante Pinrélico.
El futuro no será uniforme: será hibridez, error, tradición distorsionada y emoción reprogramada.